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A pesar de los drásticos recortes de financiación, una heroica maestra está decidida a mantener a las niñas escolarizadas y alejadas del matrimonio infantil en Yemen
- 21 de abril de 2025
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GOBERNACIÓN DE HAJJAH, Yemen – «Creo firmemente que las niñas influyen en la familia: cuando una niña recibe educación, puede enseñar a sus hijos e hijas», afirmó Aida Damoom, una maestra de 25 años de la gobernación de Hajjah, en el noroeste de Yemen.
Solo tenía 15 años cuando estalló el conflicto en 2015. Su padre, el único sostén de su familia de seis miembros, perdió el trabajo y sus vidas se vieron sumidas en el caos. «Yo era la hija mayor y me convertí en la responsable económica de mi familia», explicó la Sra. Damoom al UNFPA, la agencia de la @ONU_es para la salud sexual y reproductiva.
La Sra. Damoom decidió que quería invertir en las niñas de su comunidad y estudió para convertirse en maestra. «Lo que me motivó fueron los altos niveles de analfabetismo entre las niñas del distrito», comentó.
Debido, en parte, a la violencia, la pobreza, la inseguridad y la falta de servicios sociales en Yemen durante la última década, alrededor de 1,5 millones de niñas no van a la escuela. Esto no sólo empaña sus futuras oportunidades de aprendizaje y empleo, sino que las expone a un mayor riesgo de matrimonio infantil y embarazo en la adolescencia y, a su vez, a complicaciones de salud potencialmente mortales.
Como parte del Programa Mundial de UNFPA-UNICEF para Poner Fin al Matrimonio Infantil, la Sra. Damoom imparte ahora clases de alfabetización en una escuela de la aldea de Al Hamra a niñas de entre 8 y 19 años, todas ellas sobrevivientes del matrimonio infantil. Casi un tercio de las mujeres de Yemen se casan antes de los 18 años y no existe edad mínima legal para contraer matrimonio.
Dedicada al aprendizaje
A principios de 2024, las clases de la Sra. Damoom se suspendieron cuando la escuela reutilizó el aula. Sus alumnas estaban destrozadas pero su maestra no se rindió: convenció a su padre para que le prestara una habitación de su casa.
«Mi padre siempre ha fomentado la educación de las niñas pero tenía miedo de la situación en el distrito. Tardé una semana en convencerle de la importancia de recuperar esa clase», relató.
Con su propio sueldo, la Sra. Damoom y su padre acondicionaron el aula y sus alumnas asistieron diligentemente a las clases allí durante más de seis meses. El número de alumnas pronto creció de 40 a 70, demasiadas para acomodarlas en su casa. Gracias a su persistencia, ahora tiene un aula permanente en la escuela.
«Mi función es garantizar que las niñas completen su educación y sepan leer y escribir, así como sensibilizar sobre el matrimonio precoz y animar a las familias a que eduquen a sus hijas», afirmó.
El matrimonio infantil en Yemen
Un estudio del UNFPA en tres gobernaciones mostró que las tasas de matrimonio infantil eran más altas entre las poblaciones desplazadas, con una de cada cinco niñas de entre 10 y 19 años ya casada, en comparación con una de cada ocho en las comunidades de acogida. Una de las razones es que las personas desplazadas tienen menos oportunidades económicas y educativas, así como un menor acceso a servicios sanitarios y sociales, lo que las hace más vulnerables a mecanismos de supervivencia perjudiciales y a normas sociales nocivas.
El matrimonio infantil tiene consecuencias trágicas: mueren más niñas por complicaciones en el embarazo y el parto, hay un mayor número de embarazos no intencionales en la adolescencia y las niñas a menudo tienen que abandonar su educación y sus posibilidades de incorporarse al mercado laboral. En general, sus opciones de futuro, su salud y su bienestar se ven enormemente mermados.
A medida que el conflicto en Yemen entra en su undécimo año, los padres recurren cada vez más a casar a sus hijas jóvenes, ya que el aumento de los índices de pobreza hace que muchos sientan que no les queda otra opción, pero la Sra. Damoom se dedica a ofrecer una mejor.
«Cuando una niña está alfabetizada, se siente empoderada: no necesita que nadie la mantenga», declaró al UNFPA. «Muchas niñas han empezado a trabajar o a poner en marcha sus propios negocios y a mantener a sus familias, lo que ha cambiado la opinión de los padres de casar a las niñas a edad temprana».
Amenaza de recortes de financiación
El UNFPA colabora con UNICEF y la Unión de Mujeres Yemeníes, la mayor organización dirigida por mujeres del país, en intervenciones para poner fin al matrimonio infantil. Esto incluye las clases de alfabetización de la Sra. Damoom, que también están disponibles para las niñas obligadas a abandonar la escuela debido al conflicto, el desplazamiento o la violencia en el hogar.
Gracias al apoyo de Austria, la Unión Europea, Japón y Noruega, el programa en el que trabaja la Sra. Damoom atiende actualmente a 738 niñas en 22 clases repartidas en cinco gobernaciones.
Sin embargo, la grave falta de financiación para la labor del UNFPA en Yemen implica que ahora estas aulas se enfrentan al cierre. Los recientes recortes de financiación por parte de los Estados Unidos se traducen en que un millón de mujeres perderán el acceso a los servicios de salud reproductiva; mientras que 300.000 ya no podrán acceder a los servicios de prevención y respuesta contra la violencia de género.
Hasta este mes, el llamado del UNFPA para 2025 de 70 millones de dólares ha recibido menos de una cuarta parte de los fondos necesarios para invertir en el futuro de las mujeres y niñas de Yemen.